El duelo de las mascotas…el final de una vida leal, amorosa y muy corta

  Escribo este texto, como homenaje a mi perrito fiel: Solín, un hermoso Golden Retriever que nos acompañó a mis hijos y a mí, durante 14 años; los años donde comencé a amar a los perros y su manera incondicional de mostrar fidelidad, amor y lealtad; tal vez, podría decir que ellos son los seres más incondicionales, cuando se trata de entablar una relación, su amor traspasa todo: hambre, frío y a veces, con mucho dolor lo reconozco, el maltrato al que los someten algunos humanos, a quienes entregan su sufrimiento con amor y lealtad, la que no muchos seres humanos merecen recibir.

  Mi argumentación está basada en un maravilloso texto titulado: Duelo y mascotas, de la escuela española de desarrollo transpersonal, EDTe (2023); este texto hace parte del material utilizado en el curso de Especialista en Acompañamiento en procesos de duelo y muerte.  La escuela nos expresa que quienes hemos convivido con mascotas, tenemos que enfrentarnos en algún momento a la partida de nuestros fieles compañeros, dada la absurda realidad de su corta vida; los lazos afectivos que creamos con ellos son demasiado fuertes, por lo tanto debemos tener una buena gestión de este duelo, ya que, muchos seres humanos, quienes no han tenido mascotas, le restan importancia a nuestro dolor, expresando que “solo son animales”, y en muchas ocasiones nos vemos incapaces de mostrar ese dolor por miedo a ser valorados como exagerados.

  Poseemos como sociedad y como humanidad, (tal vez por el ego), la falsa creencia de que solo nosotros la especie humana sufre por la pérdida de sus seres allegados, nada más errado, se ha podido comprobar que los animales pasan por períodos de dolor cuando pierden sus compañeros y los humanos con quienes conviven diariamente, y pueden enseñarnos con gran maestría a gestionar nuestras emociones.  En palabras del etólogo Herreros, citado por la EDTe (2023), y desde el punto de vista evolutivo, las pérdidas constituyen una excelente ocasión para una reorganización del ciclo vital, dada la irremplazable pérdida de nuestros aliados y cómplices:  Las mascotas.

  Estas dolorosas pérdidas (sobre todo para los que amamos los animales), nos obligan a pausar la vida y planificar un nuevo futuro, por lo tanto, en palabras del etólogo no debemos evitar y expresar el momento del duelo y sus emociones, el duelo posibilita esa reorientación de la vida y se convierte en un proceso liberador, y más si contamos con el apoyo de nuestros seres cercanos, quienes nos ayudarán a aprender de esta dolorosa experiencia de pérdida, al atravesar por la puerta del duelo, afloran en nosotros sentimientos valiosos como la compasión. El dolor nos invita a conectarnos con ese sustrato profundo que somos, y desde ahí empezaremos a sentir la calma y la liberación paulatina de ese dolor.

  Hablar de los procesos de duelo, nos conecta como sociedad, y nos obliga a reforzar los lazos sociales ya sea con humanos o con animales, es absolutamente importante expresar el dolor para sentirnos apoyados y comprendidos, no debemos restarle importancia al hecho de perder a nuestra mascota, y debemos expresar sin ningún tipo de vergüenza lo que sentimos por su pérdida.  La EDTe (2023), nos cita que, en números estudios se encuentra que la pérdida de la mascota provoca una incapacidad emocional en el 12% de las personas que han sufrido dicha pérdida, y además esta incapacidad puede derivar en algunos casos, en patologías psicológicas severas. Las personas pueden experimentar, pérdida de apetito, falta de sueño, aspectos que se acrecientan si la relación con la mascota era de un alto apego., y nos relatan que al igual que los humanos, los animales presentan pérdida de apetito, insomnio, sentimientos autodestructivos e ira, con la muerte de su amo, o de las personas que conviven con ellos.

  En el texto, hay un apartado muy interesante que empieza con la siguiente pregunta: ¿En qué casos podemos tener más problemas para gestionar la muerte de la mascota?, y nos enumera lo siguiente:  a.  Cuando la mascota se constituye en la fuente más importante de apoyo emocional; b.  Cuando la mascota es la única compañía; c. Cuando perdemos a los animales en edades avanzadas, y los hemos tenido desde cachorros; d.  Cuando los hemos sometido a procesos fuertes de humanización; e.  Cuando el animal tiene una conexión, ya sea simbólica con algún miembro de nuestra familia, evento, o etapa de nuestra vida; f.  cuando gracias a la mascota, pudimos superar un momento difícil de nuestra vida; g.  Cuando los dueños de la mascota lo colocan como hijo, al no tenerlos; h.  Cuando los dueños o el dueño han sufrido recientemente una pérdida significativa; i.  Cuando se ha invertido una gran cantidad de recursos, tiempo y esfuerzo en el cuidado de la mascota; j.  Cuando la mascota ha sido rescatada y/o recuperada de una situación cercana a la muerte; y finalmente, K. Cuando se presencia la muerte dolorosa de la mascota bien sea por accidente o por enfermedad.

  Finalmente, quiero cerrar este artículo con un tema profundamente doloroso, para quienes amamos y hemos gozado del amor de nuestra mascota:  La eutanasia y los ritos funerarios.  La palabra eutanasia, viene del “griego, eu= bien + tanatos = muerte, es decir, buena muerte”. (EDTe, 2023, pág. 8), empiezo por esta definición pues, cuando tenemos que acudir a la eutanasia, en nuestro corazón y desde el amor, expresamos que ese peludito transite hacia la buena muerte, pero eso sí, acompañados de un buen veterinario que nos de su orientación y aprobación.  Esta se convierte en la mejor decisión si nuestro compañero no tiene la opción de tener una buena vida. 

  Pero, surge una de las preguntas más difíciles, ¿Cuál será el momento adecuado?, el texto nos dice, que, si la decisión la tomamos desde el corazón, jamás habrá un momento adecuado.  De acuerdo con los estudios de la universidad de Ohio, citada por la EDTe (2023), cuando vemos que las actividades que más le gustaba hacer a nuestro peludo, no puede realizarlas, y que hay días más malos que buenos, ha llegado el momento de parar.  En algunas ocasiones, y gracias al egoísmo y el apego, nos aferramos a nuestras mascotas, ya que somos nosotros los que viviremos sin ellos, pero, debemos darle el mayor acto de reconocimiento a su lealtad y amor incondicional, permitiéndoles aliviar su sufrimiento, y tener una muerte sin dolor y lo que es indispensable, con nuestra compañía a su lado.  No debemos dejarlos solos, ellos desean ser acompañados hasta que emitan su último respiro, trascender con la compañía de los seres que más amó.

  Es importante para ellos, que, en sus últimos momentos, los acompañemos, con tranquilidad y cariño, agradeciéndoles por todo su amor y compañía, esto facilitará su marcha, igualmente es importante no alejar a los niños, de este final, de acuerdo con su etapa evolutiva y con un adecuado y tranquilo acompañamiento de los adultos, ellos deben vivir y aprender de los ritos que tiene la muerte, y más si es la de su mascota, de esta forma podrán empezar a vivir un duelo sano.  La muerte de la mascota se puede constituir en su primera pérdida y deben vivirla de la mejor manera para que sea una experiencia formativa y con los aprendizajes que le irán preparando para asumir las futuras pérdidas.

  Para concluir, así como preparamos ritos funerarios para los seres humanos, debemos preparar algún tipo de rito para despedir al compañero fiel, en esta despedida debemos participar todos los que tuvimos una relación de amor con el peludito, puede ser esparcir sus cenizas en su lugar preferido de paseo, guardar su collar, hacer una placa con su foto y nombre.  Nada de esto, nos debe avergonzar si, gracias a estos ritos podemos gestionar un proceso de duelo sano, y también recordar que el haber tenido una relación con una mascota ha impregnado de amor nuestra vida, su esencia jamás morirá y el recuerdo de su amor incondicional y lealtad, nos hará ser mejores humanos.  Nuestros amigos peluditos vinieron a enseñarnos el verdadero amor, el amor incondicional, aquel que perdurará hasta que nosotros nos encontremos en el puente del arco iris, y nunca más volvamos a separarnos….

  Gracias Solin, por darme a mí y a mis hijos, el amor más puro e incondicional, gracias por acompañarme a mi casa, cuando tuve el evento donde no tenía conciencia, sin ti, hubiera fallecido, espero encontrarte cuando yo trascienda, sería un regalo maravilloso, poder ver tu preciosa cara…y sentir tus besos y abrazos…y no separarnos jamás…

Referencias Bibliográficas

Escuela Española de Desarrollo Transpersonal, EDTe (2023).  Acompañamiento en procesos de duelo y muerte: Duelo y Mascotas. www. escuelatranspersonal.com.  Páginas 1-13

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