Es muy importante el acompañamiento educativo discreto y adaptable, que a medida que evoluciona puede atenderse también desde un equipo pedagógico (de profesorado) más amplio. (Herrán, et al. p. 2021)
Este escrito es un ejercicio de contextualización desde la realidad colombiana de lo presentado en la práctica de la pedagogía de la muerte, Guía educativa (2021), que concierne al periodo de duelo y su planificación, en el apartado de las páginas 163 a 202. En ese documento se parte de las propuestas normalizadoras o curriculares que se plantean como estrategias para que se adapten en las instituciones educativas. Este apartado aborda temáticas específicas: el suicidio, el aborto, las enfermedades graves y las desapariciones. Las anteriores son contingencias que afectan a los niños, niñas y adolescentes (N/A) en las instituciones educativas. Por tanto, ante cada caso se presenta un estimado de la situación en Colombia en los últimos años.
En la guía, se deja clara la importancia de conocer el contexto donde se encuentra la institución educativa, la asertividad en la comunicación entre los estamentos de la comunidad, el papel primordial de las directivas, los tutores y los orientadores. Todo ello aunado con la elaboración de protocolos específicos ante los distintos tipos de pérdida. En este escrito se parte del marco de referencia que se presentó con anterioridad.
El fenómeno del suicidio ha ido en aumento en los últimos años. El boletín estadístico de medicina forense (2023), publica que en Colombia en ese año se presentaron 3.145 suicidios. Las edades van desde los 6 años (2 casos) hasta los mayores de 90 años (5 casos), contando con la mayor cantidad en rango de edad de 18 a 28 años con 925 casos. Los anteriores datos muestran un incremento del 10,93% en comparación con el año 2022. Durante el primer trimestre de 2024 se han registrado 712 casos de suicidio. Estas estadísticas permiten conocer el impacto de este hecho y su dinámica.
De la Herrán, (2021) hace énfasis en que se deben derrumbar los mitos que existen frente al suicidio, por ejemplo, que, si alguien avisa que se quiere suicidar, no lo hará. Trabajar estos y otros mitos, de acuerdo con el contexto en que se halle el colegio, es fundamental, para poder tomar acciones pedagógicas efectivas que aporten en el proceso formativo de los estudiantes y de la comunidad educativa en general.
Se suele atribuir el suicidio a una sola causa, pero este suele tener múltiples causas o razones. Algunas se pueden atribuir al contexto familiar, como abuso, maltrato, violencia; o puede responder a motivos psicológicos o de enfermedad mental o física. De igual manera, puede ocurrir por situaciones de bullying o acoso en la institución escolar. Al ser diversos los móviles, el colegio debe tomar acciones preventivas, promoviendo el respeto, la tolerancia y la confianza. Contar con un buen clima escolar, una excelente planeación pedagógica, un asertivo plan de convivencia y un cuerpo docente formado que innove y reflexione acerca de la muerte, la finitud y las pérdidas, es una forma proactiva de iniciar un proceso de trabajo de los periodos de duelo.
El papel de los tutores es fundamental, ya que son quienes tienen empatía, brindan apoyo y se pueden comunicar de manera cercana y directa con las familias. Generar un espacio seguro para los estudiantes es el resultado de relaciones de calidad, procesos democráticos, empáticos que se basen en la escucha, el respeto, la seguridad emocional y una enseñanza de la conciencia desde un menor egocentrismo, para poder mitigar las situaciones que lleven al suicidio o formar para enfrentar esta contingencia.
Las políticas institucionales deben sensibilizar sobre la toma de conciencia, formar de manera eficaz, contar con recursos didácticos, evaluar las situaciones de riesgo en el plantel, escuchar historias de supervivientes de suicidio, identificar y acompañar a los estudiantes que tengan algún problema de salud mental. Entre otras, estas, son algunas de las pautas básicas que se pueden adoptar para la prevención del suicidio, bien sea de un estudiante, de un profesional o de un ser querido.
Es necesario que el cuerpo docente y, si es viable, los padres tengan formación de cuáles son los riesgos, factores, señales o indicadores y las acciones recomendadas ante cada posible caso de suicidio. Así mismo, conocer las pautas de actuación posterior es importante, ya que se debe tener en cuenta cómo informar del hecho a los compañeros o a los estudiantes cuando es un profesor, sin caer en el morbo o en situaciones incómodas. Conocer permite tener las herramientas necesarias para proceder desde acciones pedagógicas específicas, que enriquezcan el proceso formativo y que permitan dimensionar hasta dónde se puede acompañar y dónde le corresponde a un profesional de psicología o psiquiatría.
Otro tema radical e invisibilizado corresponde a los abortos en estudiantes. Una claridad que se debe tener es que se entiende por aborto cualquier interrupción de la vida de un feto de manera involuntaria o voluntaria. En Colombia se despenalizó el aborto hasta la semana 24 de gestación. Aun así, son muchos casos que quedan en el silencio o se habla de ello algún tiempo después, pues sigue siendo un tema vergonzoso y que en muchas comunidades la responsabilidad de lo acaecido recae en la mujer.
Según datos de la Mesa por la salud y la vida de las mujeres (2024), entre 2022 y 2023 la organización Oriéntame, prestó el servicio de IVE (Intervención Voluntaria del Embarazo) a 11.028 mujeres. Se estima que en Colombia se realizan más de 400.000 abortos al año, la mayoría no son realizados por médicos especialistas y las mujeres de menores recursos económicos son quienes más acceden a ellos.
Se debe partir de las bases generales que se han trabajado para el duelo, teniendo en cuenta la situación específica. Si las instituciones tienen un programa de educación sexual preventivo, es posible que se minimicen los casos que se presenten. Tratar este tema debe partir del respeto, sin imponer sesgos religiosos, morales o ideológicos. Tanto la madre como el padre biológico deben tener un acompañamiento pedagógico para el duelo y, si es necesario, un proceso psicológico.
Las enfermedades terminales o graves también afectan a la población estudiantil. En Colombia, en 2022, se reportaron 1898 casos de cáncer en menores de 18 años. Estas y otras enfermedades hacen que muchos estudiantes deban acudir a la opción de aulas hospitalarias. Es más difícil desarrollar protocolos específicos, pues son situaciones que no se pueden prevenir y existen múltiples patologías que aquejan a la población estudiantil. Aquí la comunicación con el hospital es fundamental. Lastimosamente, muchos padres desconocen o no pueden acceder a las aulas hospitalarias para, cuando es posible, continuar con el proceso educativo.
Una parte del protocolo puede corresponder al acompañamiento mientras está en hospitalización, haciendo que el estudiante se sienta recordado y estimado por sus compañeros. Cuando se incorpore al aula, el trato debe ser considerado, sin caer en la sobreprotección y realizando el Plan Individual de Ajustes Razonables (PIAR), para que el estudiante acceda a los procesos académicos del curso sin que vaya en detrimento de sus resultados. Se deben evitar situaciones incómodas al volver al aula.
Si hay una recaída, un tutor designado deberá tener un canal de comunicación con la familia para continuar con el protocolo asignado. En caso de que el estudiante fallezca, es importante el respeto, apoyo a la familia y compañeros y, si es el caso, asistir a los oficios fúnebres o realizar ritos para gestionar e integrar el duelo.
Un último tema corresponde a las desapariciones voluntarias, involuntarias, personales o ajenas. Este es un hecho muy complejo y más en la realidad colombiana. Según el informe de la Radio Nacional, de agosto de este año, se han registrado, 2213 casos de desaparición de (N/A). De los cuales, entre enero y abril, se reportaron 229 casos de menores entre los 10 y 17 años. En 2023 se reportaron un total de 3472 casos. Según los investigadores, las razones suelen responder a factores familiares como el abuso, el maltrato, la violencia o problemas mentales. Otros factores corresponden a manipulación de terceros conocidos en redes sociales y que derivan, en algunos casos, en explotación sexual, trata de personas, desapariciones permanentes o muerte. Algunos casos responden a procesos de “venganza” de los menores frente a situaciones específicas, generalmente de carácter familiar.
Estas situaciones suelen ser más complejas que las muertes físicas debido a la incertidumbre, la tendencia a escenificar situaciones catastróficas, pero sin tener ninguna certeza. Por tanto, se debe partir de una conciencia de realidad, para darle la dimensión que corresponda a cada caso. Es vital recabar información acertada, mantener comunicación con la familia, sin acaparar el escenario, debido a que en estos casos las autoridades correspondientes son quienes deben actuar de manera oportuna. El acompañamiento entonces será desde atrás, respaldando, apoyando. En la institución se deberá mejorar las medidas de seguridad, manejo de redes sociales, caminos seguros para ir de la casa al colegio, entre otras acciones de prevención. Estos temas son muy complejos, cotidianos y se relacionan directamente con la educación para la muerte, el morir y las pérdidas. Se puede determinar un papel misional importante que Continuo Educación puede desarrollar al apoyar las contingencias que se presentan en los establecimientos educativos, desde una formación normalizadora, curricular o desde la educación posterior en el duelo. En estos espacios, Continuo Educación puede aportar para que los colegios, más allá de la formación académica, hagan una apuesta por la educación de la conciencia al curricularizar estos temas de la muerte y la finitud, como un elemento enriquecedor en la formación de la comunidad educativa.
Referencias
De la Herrán Gascón, A; Rodríguez Herrero, P; González Collado, P y Pedregal Valle, M. (2021). La práctica de la pedagogía de la muerte. Guía Educativa. Universidad Autónoma de Madrid, Fundación SM. España (Madrid).
Instituto Nacional de Salud. (2023) Informe de Cáncer en menores de 18 años. Colombia, 2022. Bogotá. Colombia.
Medicina Legal. (2023) Boletín estadístico. Diciembre de 2023. Subdirección de Servicios Forenses. Colombia.
Radio Nacional de Colombia. (2024) La búsqueda implacable de menores desaparecidos en Bogotá. 30 de agosto 2024.